viernes, 26 de febrero de 2016

IMPORTANCIA DE LA MITOSIS

IMPORTANCIA DE LA MITOSIS

Cuando se trata de organismos unicelulares la mitosis adquiere la importancia o significado de mecanismo de reproducción, porque forma dos seres nuevos, mientras que en organismos multicelulares las células que forman cualquier tejido (piel, huesos, tubo digestivo y otros) tienen una vida limitada de funcionamiento lo que implica que deben ser reemplazadas al cabo del tiempo, lo cual lo hace a través de un mecanismo esencial de recambio denominado apotosis.
El tiempo de renovación de algunas células es: piel cada 15 días; estómago cada tres días; huesos cada tres meses; hepáticas una vez al año, nerviosas (neurona) se dividen durante los primeros años.
Ciertos fármacos o medicamentos pueden detener o alterar el ciclo celular puesto que algunas impiden la síntesis del ADN y otras la de proteínas que controlan el ciclo contribuyendo a la formación del huso mitótico. Dado que las células malignas o cancerosas se dividen más rápido que las células somáticas normales, estas pueden ser las más afectadas por tales sustancias, originando efectos secundarios como náuseas, pérdida de cabello y trastornos digestivos.
La mitosis corresponde a la división del núcleo celular, lo que implica distribución equitativa del material genético en las células hijas. Este mecanismo es clave en la reproducción celular ya que permite que otros procesos biológicos se lleven a cabo, como el desarrollo, el crecimiento, y la reparación y renovación de tejidos.
1-    RENOVACIÓN DE TEJIDOS
Nuestro organismo está formado por billones de células, todas ellas originadas a partir del cigoto. La reproducción celular ocurre a una tasa muy alta durante el  desarrollo de los individuos, especialmente durante la etapa embrionaria, cuando las células derivadas del cigoto empiezan a diferenciarse, dando origen a los diversos tipos de células que existen en el organismo adulto. En consecuencia, junto con la reproducción celular tiene lugar la diferenciación celular, en la que el material genético, común a todas las células de un individuo gracias a la replicación y la mitosis, expresa de manera diferente los miles de genes contenidos en el genoma. Esta expresión diferencial de genes responde a los diversos estímulos moleculares que las células reciben en distintos tejidos y órganos.
Por otra parte, la reproducción celular posibilita el crecimiento de los organismos pluricelulares, proceso que implica proliferación de células de manera controlada. Por ejemplo, el crecimiento humano se debe a la expresión de diferentes genes que estimulan la mitosis y, por tanto, la reproducción de las células.
Diariamente nuestro cuerpo pierde, por diversos motivos, un gran número de células. Por ejemplo, hay algunas que tienen un tiempo de vida limitado, como los glóbulos rojos que duran 120 días, aproximadamente. Asimismo, en ciertos tejidos, como la piel y el revestimiento de algunos órganos, se pierden muchas células producto del roce y cuando se produce una herida muchas se dañan y posteriormente mueren. En todos estos casos, la proliferación celular permite restablecer las células perdidas, posibilitando la renovación celular y la reparación de tejidos. Por ejemplo, las células del hígado normalmente no se dividen; sin embargo, si una porción de este órgano es removida, las células comienzan de inmediato a dividirse y el hígado crece hasta alcanzar su forma y tamaño normales. Esto último hace posible que este órgano pueda ser trasplantado desde un donante vivo. Se estima que en el cuerpo humano se realizan entre 2 a 3 millones de divisiones celulares, que permiten renovar así las células y tejidos.
La velocidad de reproducción celular en los diferentes tejidos debe ser la adecuada para que se generen células para el crecimiento de los organismos y la renovación de los tejidos. Si un tipo celular se reproduce a una tasa mayor a la necesaria, se producen cúmulos de células en un órgano, denominados tumores. La formación de tumores puede ser el primer evento de varios que podrían originar un cáncer. En esta enfermedad, las células se dividen con mayor frecuencia y comienzan a invadir otros tejidos y órganos, produciendo alteraciones en diversos sistemas. Es por esto que el cáncer no tratado es letal en una alta proporción de los casos.
El desajuste en la tasa de proliferación celular se debe a la modificación de diversos genes responsables de la delicada tarea de regular el ciclo celular. Un grupo de estos son los genes supresores de tumores, y su efecto es frenar la tasa de reproducción celular. Cuando estos genes sufren ciertas mutaciones, se pierde parte importante del sistema de regulación del ciclo celular. Otro grupo de genes son los protooncogenes, que cumplen diversas funciones en las células y que frente a determinadas mutaciones se sobreactivan y aumentan la tasa de proliferación celular, pasando a denominarse oncogenes. Finalmente, el ciclo celular puede salir de control debido a la acción de algunos virus, como algunos tipos de papilomas, que producen proteínas que actúan sobre algunos reguladores del ciclo, por ejemplo, inhibiendo proteínas codificadoras por los genes supresores de tumores.
El control del ciclo celular puede perderse debido a una o unas pocas mutaciones en genes que participan en la regulación del ciclo celular; no obstante, para que un tumor dé origen a un cáncer, se deben producir otras mutaciones, entre ellas, las que le otorguen a las células la capacidad de migrar desde el tumor hacia otros tejidos. De esta manera se puede explicar la recurrencia en algunas familias a ciertos tipos de cáncer, debido a que en ellas existen y se heredan algunas de las diversas mutaciones necesarias para que se produzca esa patología; por tanto, los individuos pertenecientes a dichas familias no heredan directamente el cáncer, pero sí están más predispuestos a desarrollar la enfermedad. Además, existen factores de riesgo ambientales, como el tabaco, la radiación ultravioleta, diferentes compuestos químicos y tipos de dietas poco sanas.
2-    DESARROLLO EMBRIONARIO.
Inicia tras la fecundación de los gametos para dar lugar al embrión, en las primeras fases de desarrollo de los seres vivos pluricelulares. En el ser humano este proceso dura unas ocho semanas, momento a partir del cual el producto de la concepción acaba su primera etapa de desarrollo y pasa a denominarse feto.
La segmentación es la primera etapa del desarrollo de todos los organismos multicelulares. La segmentación convierte, por mitosis, al cigoto (una sola célula) en un embrión multicelular.
22 horas tras la fecundación (Día 1): el huso mitótico divide los cromosomas recién colocados y comienza a separarlos en la primera división celular, dando lugar a un embrión de 2 células, las cuales son totipotentes (capaces de generar un embrión completo).
48 horas tras la fecundación (Día 2): el embrión ha sufrido una segunda división, por lo que se compone de 4 células. Los corpúsculos polares ya han degenerado.
72 horas tras la fecundación (Día 3): normalmente el embrión se compone de 8 células,.
96 horas tras la fecundación (Día 4): el embrión sigue dividiéndose homogéneamente, pero sus células comienzan a compactarse, formando la mórula: ya no se distinguen las células, y además éstas ya no son totipotentes, sino pluripotentes (no pueden generar un organismo completo pero pueden dar tejidos de las tres capas embrionarias). Comienzan a diferenciarse los primeros tejidos.
120 horas tras la fecundación (Día 5): el embrión pasa del estadio de mórula al de blastocisto. El blastocisto está formado por la masa celular interna o embrioblasto (grupo de células compactadas que dará lugar al feto
144 horas tras la fecundación (Día 6): el blastocisto aumenta considerablemente su tamaño y se produce su eclosión, donde se libera de la zona pelúcida. El blastocisto eclosionado necesita implantar en el útero para continuar su correcto desarrollo.
El cigoto continúa dividiéndose formando las nuevas células, a las que pronto les aparecerá un recubrimiento, denominando a todo el conjunto como blastocisto. La división de células continúa ocurriendo mientras tanto, hasta que en un cierto punto del desarrollo este blastocito se transforma en embrión.
En la cuarta semana, el embrión, que ya mide cerca de cinco milímetros, se introduce en la pared uterina y comienza a nutrirse a través de esta. En la quinta semana ya comienza a desarrollar los principales sistemas del embrión como el cerebro, la médula espinal, el corazón o el tracto gastrointestinal.
Las células comienzan a adquirir funciones específicas durante esta semana, y entre las que se desarrollan se pueden encontrar las células sanguíneas, las del riñón y las neuronas. Esta quinta semana es una de las que cuenta con mayores riesgos para el correcto desarrollo del bebé, pues hay un riesgo mayor de que se puedan producir anomalías genéticas por la ingesta de medicamentos, alcohol, drogas o por infecciones como la rubeola.
Durante la sexta y séptima semana se continúan desarrollando rasgos que permiten identificar partes del embrión como los ojos, los oídos o el corazón, así como las manos y los pies durante la octava semana. El cerebro del embrión también continúa su desarrollo y se forma el tejido de los distintos huesos. En la novena semana también se pueden empezar a ver los brazos, los codos, y comienzan a crecer sus órganos esenciales.
A partir de la décima semana ya no se considera embrión, sino feto. El feto ya mide cerca de 7 centímetros. Durante esta semana también se comienzan a ver los párpados, las orejas y la cara, y la placenta comienza a nutrir al feto a través del cordón umbilical.
Segundo trimestre
Al principio de este trimestre lo más apreciable del feto es su cabeza, que ocupa cerca de la mitad de su tamaño total. Se continúan desarrollando durante estas semanas aspectos como las uñas o los genitales, y la cara ya está formada. Los párpados cierran los ojos del bebé, y hasta la 28 semana permanecerán así.
Al final de esta etapa, se desarrollan las vías respiratorias del bebé y la médula ósea comienza a producir células sanguíneas. El feto también comienza a almacenar grasa.
Tercer trimestre
El bebé comienza a terminar de desarrollar diferentes partes de su cuerpo: todo lo relacionado con los ojos y las huellas de los pies ya son bien perceptibles. Los pulmones también alcanzan un alto grado de funcionamiento, aunque no el necesario para sobrevivir fuera del útero. El feto además es capaz de oír ruidos fuertes del exterior.
3-    CRECIMIENTO
Es el proceso biológico, por el cual un organismo aumenta de masa y tamaño a la vez que experimenta una serie de cambios morfológicos y funcionales que afecta a todo el organismo hasta adquirir las características del estado adulto1
Este aumento comienza por las propias células, pasando por tejidos, hasta llegar a órganos y sistemas. Estas estructuras, más desarrolladas, se hacen cargo de realizar el trabajo biológico más importante.
El crecimiento también se define como el aumento en el número de células de un organismo, lo que conlleva el aumento de tamaño. Es medible y cuantificable. El crecimiento se consigue por una doble acción: un aumento en el tamaño de las células del cuerpo, y un aumento en su número real.
Tanto el crecimiento como la división celular dependen de la capacidad de las mismas para asimilar los nutrientes que encuentran en el ambiente en que se desarrollan. Así, los alimentos son degradados y a partir de la energía que ellos brindan el cuerpo la utiliza para construir nuevas estructuras celulares.
El crecimiento es el proceso mediante el cual los seres vivos aumentan su tamaño y se desarrollan hasta alcanzar la forma y la fisiología propia de su estado de madurez (edad adulta).
Crecimiento es, también, el proceso cuantitativo expresado en los valores de las dimensiones corporales que para eso necesita un poco de energía
El crecimiento de los organismos se produce, en general, por medio de diferentes procesos, entre los que están:
El aumento en el número de células del cuerpo, La adición de nuevas estructuras en el organismo, La renovación del tejido que recubre al cuerpo, como el cambio o muda de piel en las víboras, el de plumaje en las aves o el de pelo en los mamíferos.
La modificación de estructuras ya existentes (crecimiento del cuerno en un rinoceronte o astas de un venado).
Hay factores internos que pueden beneficiar a la célula en su crecimiento. Entre éstos se encuentran las hormonas, que aceleran o inhiben la división celular.

Cada especie tiene diversas características de crecimiento, dependiendo de la información genética e inclusive de la edad. En otras palabras, los vegetales y animales tienen un crecimiento limitado por la especie a la que pertenecen. Es cuando el humano, llega a una etapa de cambios, que sufre el cuerpo. El crecimiento se consigue por una acción: el aumento del tamaño y número de las células del cuerpo.Tanto el crecimiento como la división celular depende de la capacidad de las mismas para asimilar los nutrientes que encuentran en el ambiente en que se desarrollan. Así, los alimentos son usados por el cuerpo para construir nuevas estructuras celulares.

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